
¿Por qué autopublicar? Razones por las cuales decidí autopublicar
Autopublicar, el camino que elegí
Cuando tenía 12 años escribí mi primera historia corta —unas cuatro páginas A4— titulada La vida de Anya Larry.
Desde muy pequeña empecé a inventar historias. Siempre me gustó jugar con muñecas, especialmente con Barbies y Polly Pocket, con las que dejaba volar mi imaginación. Al ser hija única y nieta única por parte de mi madre, tuve que aprender a entretenerme sola, y descubrí que lo que más me gustaba era inventar una vida para cada una de mis muñecas.
Pero a los doce años, cuando vi por primera vez la serie Anne de las tejas verdes (la versión protagonizada por Megan Follows), algo en mi interior hizo “clic”. Me fascinó la pasión y emoción de Anne por las letras y la escritura, así como el empeño y la dedicación que ponía en todo lo que hacía. Fue una inspiración, una revelación. Decidí que quería ser como ella, que yo quería ser Anne. Fue en la Navidad de 2005 cuando tomé la decisión: algún día publicaría una novela.
La aventura de publicar: Primera parte
Durante toda mi adolescencia seguí escribiendo, pero no cuentos cortos, sino novelas enteras de más de 200 páginas en Word. Y mi esfuerzo casi dio frutos con la tercera historia que escribí, titulada Máscaras indestructibles —y no, no era de fantasía—.
A los 19 años, recién ingresada a la universidad, decidí probar suerte y envié la novela a diferentes editoriales. ¿Y qué pasó? Que me respondió una interesada… pero me pedía 5.000 euros por publicarla.
Yo, ilusionada, llegué a casa y se lo conté a mis padres, con quienes vivía en ese entonces. Ellos enseguida no lo vieron claro, así que comenzamos a investigar, mientras el editor no dejaba de insistir con correos. Al final, nadie de mi entorno confió en la propuesta. Cuando dije que no, recibí un correo muy desagradable, con una frase que me marcó para siempre: “Acabas de perder una oportunidad única. Estos trenes solo pasan una vez en la vida”.
Las dos primeras horas no me lo tomé muy bien, pero luego, tras pensarlo en frío (como soy yo, fría como un témpano), me encerré en mi cuarto y dije en voz alta que se equivocaba. Que algún día, mis historias verían la luz.
Y así fue. En 2017, a los 24 años, logré publicar el primer libro de Protectores de Asgard con una editorial de coedición. Pero no quedé muy satisfecha con el resultado, así que me cambié a otra recomendada por una conocida. La reedición del primero fue perfecta, pero cuando tenía que salir el segundo, la cosa se torció.
Hubo un incumplimiento de contrato por parte de la editorial y tuvo que intervenir mi abogada. El contrato estipulaba que, si lo rescindía antes de los cinco años, debía pagar una multa de 3.000 euros. Por suerte, se pudo alegar el incumplimiento, y logré rescindirlo sin problemas.
Tras esos tres chascos, y motivada por mi familia y amigos, en 2022 decidí autopublicar, con una nueva portada y una nueva edición del libro. Y aquí estoy, hasta la fecha. Porque cuando los sueños se luchan, cuando se persiguen —a pesar de las múltiples caídas, que siempre las habrá—, se consiguen. Se hacen realidad.
Quizás, de momento, no he podido publicar con Penguin, Planeta, Puck, Nocturna o Faeris, pero estoy segura de que algún día lo lograré. Mientras tanto, seguiré escribiendo, porque es lo que más me gusta.
Pero la autopublicación, como muchas cosas en esta vida, tiene pros y contras. A mí, personalmente, los pros pesaron más a la hora de dar el salto, pero no está de más tener en cuenta los contras si tú también estás pensando en hacerlo.
PROS: ¿Por qué decidí autopublicar?
- Para tener el control absoluto sobre mi novela: maquetación, portada, precio, distribución, tiempos, etc.
- Para poder llevar mi propia agenda: yo decido a qué ferias voy, escojo las presentaciones y creo el merchandising que quiero.
- Puedo hacer promociones y descuentos siempre que lo crea oportuno.
- Decido con quién colaborar y cuándo.
- Elijo a las personas con las que quiero trabajar.
- Libertad creativa: nadie te exige cambios en la historia, estilo, género o personajes. Puedes mantener tu voz de autora sin concesiones.
- Velocidad de publicación: a veces los procesos editoriales se eternizan por la carga de trabajo; al autopublicar, tú marcas los tiempos.
CONTRAS: Ventajas de publicar con una editorial
- La autopublicación supone una inversión económica importante, mientras que las editoriales tradicionales se encargan de todos los costes.
- Las editoriales gestionan el marketing y la publicidad, lo que facilita dar a conocer tu historia.
- Acceso a librerías físicas y grandes superficies, algo más complicado para autores autopublicados.
- Posibilidad de traducción y venta de derechos (audiovisuales, internacionales, etc.).
- Menor carga operativa para el autor: puedes centrarte solo en escribir.
- Facilidad para construir una carrera literaria a largo plazo, con respaldo profesional y continuidad editorial.
Es cierto que la autopublicación a veces es difícil. Compaginar un trabajo de ocho horas con la escritura y la promoción del libro no siempre es fácil, pero ha sido una experiencia que me ha ayudado a ser más persistente, tenaz y organizada, y que no cambiaría por nada del mundo.
Agradezco a la Ester de 27 años haber tomado la decisión de autopublicar su saga.
