Mood escritora 100%
Llevo unos días rarísimos. No de esos raros malos. Raros bonitos. Raros de esos en los que mi cabeza solo sabe hacer una cosa: escribir.
Estoy en modo 100% escritora, y eso significa que todo lo demás pasa a segundo plano. El Instagram de mitología catalana, el de escritora, el blog, las ideas de contenido, los “debería publicar algo”… todo se queda en pausa. No me apetece crear posts, ni reels, ni carruseles. No me apetece pensar en algoritmos, ni en constancia, ni en estrategia. Me apetece sentarme y escribir. Punto.
Y lo más curioso: ni siquiera leo. Cuando estoy en este mood no quiero contaminarme de otras voces. No quiero estilos ajenos, ni ritmos que no sean los míos. Quiero escuchar solo lo que tiene que decir mi cabeza, aunque a veces sea caótico, absurdo o totalmente innecesario.
La inspiración es una señora muy caprichosa. Va y viene cuando le da la gana. Puedes tener un día brillante, en el que las palabras salen solas y parece que todo encaja, y al día siguiente quedarte mirando la pantalla como si hubieras olvidado cómo se escribe. Y no es solo cosa de talento, es cosa de emociones. Cansancio, estrés, ansiedad, nervios, ilusión, tristeza, alegría… todo influye. Todo. Las emociones pueden poner la creatividad por las nubes o aplastarla contra el suelo.
Y cuando está por las nubes, hay que aprovechar.
Porque nunca sabes cuánto va a durar. Puede ser una tarde. Puede ser dos días o una semana. Y cuando estás dentro, lo único sensato es entregarte. Escribir aunque no sea perfecto. Escribir aunque nadie lo vea. Escribir aunque luego lo borres. Pero escribir.
Ahora mismo estoy justo ahí. En ese punto en el que no quiero publicar, no quiero promocionar, no quiero organizar. Solo quiero abrir un documento en blanco y perderme dentro.
Si ves menos movimiento por aquí, no es que haya desaparecido. Es que estoy escribiendo. 🖤